Conoce los síntomas
Síntomas físicos
que una persona con una enfermedad mental podría experimentar
Problemas digestivos
Esto puede incluir dolor de estómago, náuseas, vómitos, diarrea o estreñimiento. El estrés y la ansiedad, comunes en muchas enfermedades mentales, afectan directamente el sistema digestivo.
Dolores de cabeza
Desde dolores de cabeza tensionales hasta migrañas, son frecuentes en personas que experimentan altos niveles de estrés o ansiedad.
Fatiga o cambios en los patrones de sueño
- Fatiga: Sentirse constantemente cansado o sin energía, incluso después de dormir.
- Insomnio: Dificultad para conciliar el sueño o permanecer dormido.
- Hipersomnia: Dormir en exceso sin sentirse realmente descansado.
Dolores musculares y tensión
El estrés y la ansiedad a menudo se manifiestan como tensión muscular, especialmente en el cuello, los hombros y la espalda.
Cambios en el apetito o el peso
- Pérdida de apetito y peso: En algunos casos, la depresión o la ansiedad pueden llevar a una falta de interés en la comida.
- Aumento del apetito y peso: En otros casos, el estrés puede llevar a comer en exceso o a antojos de alimentos poco saludables.
Síntomas cardiovasculares
Aunque menos comunes como síntoma primario, el estrés crónico puede llevar a un aumento de la frecuencia cardíaca, palpitaciones o presión arterial elevada.
Debilitamiento del sistema inmunológico
El estrés prolongado puede afectar la capacidad del cuerpo para combatir infecciones, lo que lleva a resfriados frecuentes u otras enfermedades.
Problemas dermatológicos
Algunas personas pueden experimentar brotes de acné, eccema o psoriasis, ya que la piel es un órgano sensible al estrés.
Mareos o vértigo
Especialmente en ataques de ansiedad o pánico.
Síntomas del comportamiento
que una persona con una enfermedad mental podría experimentar
Aislamiento social
Una de las señales más frecuentes es el alejamiento de amigos, familiares y actividades sociales que antes disfrutaba. La persona puede evitar salir de casa, cancelar planes o simplemente dejar de comunicarse.
Cambios drásticos en el estado de ánimo
Esto incluye cambios de humor extremos y rápidos, como pasar de la euforia o irritabilidad intensa a la tristeza profunda o la apatía en poco tiempo.
Problemas en las relaciones interpersonales
Dificultad para mantener relaciones saludables y estables, ya sea por irritabilidad, desconfianza, comportamientos impulsivos o falta de empatía.
Abandono del autocuidado y la higiene personal
Una disminución notable en la atención a la apariencia personal, la limpieza o el cuidado básico (ducharse, vestirse, etc.).
Cambios en el rendimiento académico o laboral
Una disminución en la capacidad para concentrarse, completar tareas, asistir al trabajo o la escuela, o mantener un rendimiento consistente.
Comportamientos de riesgo o impulsivos
Incluyen el abuso de alcohol o drogas, gastos excesivos, promiscuidad, conducción imprudente o cualquier comportamiento que ponga en peligro a la persona o a otros sin una consideración clara de las consecuencias.
Dificultad para manejar el estrés o los problemas cotidianos
La incapacidad de afrontar las situaciones comunes de la vida, sintiéndose abrumado por pequeñas dificultades o reaccionando de manera desproporcionada.
Agresión, hostilidad o violencia
En algunos casos, puede manifestarse como una mayor irritabilidad que lleva a discusiones frecuentes, explosiones de ira o, en casos extremos, comportamientos violentos.
Obsesiones y compulsiones
Realizar acciones repetitivas o tener pensamientos persistentes e intrusivos que no se pueden controlar, afectando la vida diaria.
Delirios o alucinaciones
Comportamientos que reflejan una desconexión de la realidad, como hablar solo, tener creencias extrañas y fijas que no se basan en la realidad (delirios), o ver/oír/sentir cosas que no están ahí (alucinaciones).
Discurso o comportamiento desorganizado
Dificultad para mantener un hilo de pensamiento coherente, hablar de forma ilógica, saltar de un tema a otro sin conexión, o realizar acciones extrañas o sin propósito aparente.
Comportamientos autolesivos o pensamientos suicidas
Cualquier indicio de daño a sí mismo (cortes, quemaduras, etc.) o hablar sobre la muerte, el suicidio o no tener un motivo para vivir, son señales de alerta muy serias.